El quetzal, ave al borde de la extinción
Quetzal es una palabra de origen náhuatl –asociada
con quetzalli, ‘bella pluma brillante’– con la que se nombra, desde
épocas prehispánicas, a la considerada el ave más bella de América; no
obstante, este atractivo le ha resultado perjudicial pues ha implicado
saqueo y tráfico ilegales, actividades que, junto con la fragmentación y
destrucción de sus hábitats, la han puesto al borde de la extinción.
Para las culturas del centro y sur de México era un
animal sagrado; los aztecas lo asociaban con
Quetzalcóatl y los mayas
con Kukulkán. En ambas, el vínculo era con deidades relacionadas con el
cielo y la Tierra, es decir, con el infra y el supramundo. Sus plumas
eran tan valoradas que sólo las portaban sacerdotes y gobernantes de
alto rango; ejemplo de ello es el penacho de Moctezuma.
El quetzal está amenazado por depredadores como el
tucaneta verde, ardillas y otros mamíferos nocturnos, que atacan sus
huevos o polluelos pequeños, o por búhos, halcones y aguilillas que
matan a los adultos. Además, los humanos los cazan, ya sea por sus
plumas o para intentar venderlos como mascotas.
Sin embargo, estos animales no son capaces de
sobrevivir en cautiverio y una vez atrapados no se alimentan y fallecen.
Otra de las causas de su merma es la pérdida de sus hábitats, lo que ha
propiciado la desaparición de casi 70 por ciento de los sitios de
anidación.
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